Estados modernos, monarquías absolutas y monarquías parlamentarias

Resumen o esquema de los estados modernos

Durante los siglos XVI y XVII la forma de organización política de los países europeos, y en consecuencia de sus colonias americanas, sufrió muchos cambios que ocurrieron por la evolución del modelo medieval hacia la forma de los Estados modernos que dominaron el panorama político occidental durante los inicios de la modernidad.

Si te interesa este tema, aquí podrás conocer un poco más sobre la formación de los estados modernos, sus características y su importancia.

Formación de los Estados modernos europeos

Los primeros Estados modernos surgieron en Europa como producto de un proceso de concentración y centralización del poder. Este fue un movimiento opuesto a la tendencia medieval de un poder fragmentado en manos de la nobleza feudal.

Sin embargo, esto no quiere decir que los monarcas modernos gobernaron sin la nobleza, muy por el contrario, necesitaban de esta y de su financiamiento para poder tener los recursos necesarios para sostener el aparato del los Estados modernos.

Esta situación era más pronunciada en las regiones rurales, mientras que en las zonas urbanas los reyes contaban con el apoyo de la burguesía que tenia una amplia representación en las cortes.

A cambio del apoyo y financiamiento de la nobleza y la alta burguesía, los reyes daban protección a estas clases sociales. Por eso, es importante señalar que la relación entre los nobles y la monarquía fue más de colaboración que de antagonismo durante la Edad Moderna.

Dos procesos que ocurrieron en Europa el siglo XVI, uno religioso y el otro político, contribuyeron a la formación de los Estados modernos.

El primero de estos, la Reforma protestante, que fue un proceso religioso que ocasionó la fragmentación política europea y la pérdida del poder hegemónico de la iglesia católica.

El segundo evento, de orden político, fue el fracaso del proyecto imperialista de Carlos V y de su hijo Felipe II.

Características de los Estados modernos

Los tres elementos sobre los que se construyó el estado moderno fueron: la profesionalización de los ejércitos; la creación de una burocracia del Estado, que permitió su organización y funcionamiento autónomo, independiente de los avatares de la política palaciega, y, la optimización de la recaudación fiscal que facilitó los recursos para sostener toda la estructura del Estado.

Por lo anterior, se puede decir que la característica más representativa de los Estados modernos fue el surgimiento de las instituciones, con una estructura formal y organizada al servicio del Estado, y no de un señor, que le otorgaban identidad a la población y reconocimiento político.

La normalización de la justicia contribuyó a afianzar a las clases sociales que conformaban al Estado moderno, en especial a la burguesía, que se vio favorecida por la restauración de código de derecho civil romano que regulaba los aspectos de la vida cotidiana entre individuos particulares y la propiedad privada.

La administración de justicia se convirtió en uno de los principales objetos de la organización del Estado, así surgieron instituciones dedicadas a legislar y administrar justicia de forma universal, tales como el parlamento francés, las audiencias y cancillerías en España o los jueces de paz en Inglaterra.

Las otras instituciones que sirvieron para dar legitimidad y poder al Estado moderno fueron los ejércitos estables y los cuerpos diplomáticos profesionales, ambas instituciones se desplegaron por Europa, y el mundo, en defensa de los intereses de sus Estados.

Estabilidad política, jurídica y administrativa, diplomacia y ejércitos profesionales, ayudaron a superar el estado de conflicto permanente hacia el interior de cada país, dándoles cohesión e identidad hacia el exterior.

Principales Estados modernos

El proceso de formación de los Estados modernos se dio de forma similar en los países europeos, con las correspondientes variantes propias de la historia de cada nación. Sin embargo, existieron dos casos paradigmáticos que de algún modo engloban los procesos ocurridos en cada país europeo. Estos fueron el reinado de Luis XIV en Francia y el surgimiento de la monarquía parlamentaria inglesa.

El reinado de Luis XIV en Francia

Conocido como el Rey Sol, Luis XIV de Francia, reinó desde 1643 hasta 1715, durante setenta y dos años de los setenta y siete años que tuvo de vida. Su reinado es considerado como el paradigma de la monarquía absoluta, la larga duración de este le dio la estabilidad necesaria a Francia para que se afianzara el Estado moderno francés.

Durante su reinado participó en tres guerras importantes, la Guerra franco-neerlandesa, la Guerra de los nueve años y la Guerra de sucesión en España. Fue un gran entusiasta del arte y la cultura, promovió a escritores, arquitectos y artistas.

En 1682, Luis XI, mudó la corte desde París al Palacio de Versalles, la obra más paradigmática de su reinado, desde allí pudo gobernar y mantener bajo control a la nobleza lejos de las intrigas y los problemas propios de París.

Su visión política como estadista se puede apreciar en una frase pronunciada un poco antes de morir, en la que afirmó: “Me marcho, pero el estado permanecerá”. Mostrando como concebía la separación del gobierno monárquico de la institución del Estado moderno.

Las monarquías parlamentarias

Otro modelo de gobierno diferente a la monarquía absoluta, pero vinculado con el surgimiento del Estado moderno, es la monarquía parlamentaria. Esta se conformó por primera vez en 1688 en Inglaterra. En este caso fue la consecuencia de la Revolución gloriosa.

En Inglaterra, una vez fue depuesto el rey Jacobo II, se le ofreció la corona a Guillermo de Orange, quien pasó a ser el rey Guillermo III de Inglaterra. Sin embargo, existía un amplio consenso en la nobleza en contra de la monarquía absoluta, por lo que se le restringieron los poderes al rey. Este ejercería un poder parcial como jefe de Estado, aunque controlado por el parlamento, ya que no podía suspender leyes, crear impuestos o mantener un ejército en tiempos de paz sin el permiso del parlamento.

Desde esa época, Inglaterra y luego el Reino Unido han tenido el modelo de monarquía parlamentaria, con el tiempo la figura del rey ha ido perdiendo poder y lo ha ganado el parlamento.

Importancia del Estado moderno

El Estado moderno permitió la cohesión de los pueblos agrupados bajo una misma monarquía, de esta forma surgieron los nacionalismos y la identidad de los países europeos. Un pueblo y un gobierno unidos por el sentido de pertenencia a una Nación.

Otra de las consecuencias importantes del surgimiento del Estado moderno es que estos fueron el inicio de la instauración de Estados liberales, con un sistema de derecho universal que garantiza el ejercicio de las libertades políticas, económicas y civiles de su población, garantizando así plenamente los derechos de la gente.

El Estado moderno favoreció el surgimiento de los modelos de monarquía que se vincularon a su desarrollo y establecimiento, la monarquía absoluta y la monarquía parlamentaria. En ambos casos, estos modelos monárquicos propiciaron el desarrollo de instituciones al servicio del Estado que le dieron formalidad y estructura a esta entidad política.

El Estado moderno creó el contexto propicio para que surgieran nuevos modelos de organización económica, en principio el mercantilismo, luego la fisiocracia y finalmente las primeras formas de capitalismo.

En síntesis, el Estado moderno significó el establecimiento de las bases de la sociedad occidental contemporánea, con sus instituciones y principios de gobierno característicos.