El imperio Persa, origen y características. Guerras Púnicas

Imperio Persa, Persépolis
Ivan Mlinaric/CC BY 2.0

En este artículo estudiamos el Imperio persa, en el que tendremos la oportunidad de conocer sus orígenes y las distintas guerras médicas.

La primera etapa, el Imperio aqueménida

Puede ser que este nombre no te resulte familiar, pero eso no lo hace menos importante. La razón por la que no es muy conocido es que se suele usar el nombre de Imperio persa para referirse a él. Pero es bueno saber que, Imperio aqueménida, es el nombre exacto del primer imperio de los persas, también el más extenso, y que dejó su impronta para la posteridad.

Orígenes del Imperio persa

Su origen se remonta al famoso rey persa llamado Ciro II, quien gobernó desde el año 559 hasta el año 530 a.C. La grandeza de esta civilización alcanzó su mayor gloria y dominio alrededor del año 500 a.C., durante el Imperio aqueménida, cuando sus territorios llegaron a ocupar regiones que hoy día pertenecen a países tan distantes como Libia, que se encuentra en el norte de África, pasando por Bulgaria, ubicada en Europa del Este; hasta Pakistán, perteneciente a Asia. Además, de amplias zonas del Cáucaso, en Eurasia; y Sudán, al sur de Egipto.

El nombre del Imperio aqueménida proviene de la primera dinastía que lo gobernó, ya que el origen de esta dinastía se le atribuye a un personaje que es más mítico que histórico, un caudillo militar llamado Aquemenes, quien alcanzó a unificar bajo su mando a todas las tribus persas que existían de modo independiente en su época.

Los persas fueron muy importantes durante la antigüedad. En especial los conocemos en el mundo occidental por haber sido unos adversarios formidables de los griegos, sobre todo durante las guerras médicas.

Características del Imperio persa

Debes admitir que es impresionante que un imperio tan antiguo, con las limitaciones tecnológicas de aquella época, hubiese alcanzado tal magnitud, más de ocho millones de kilómetros cuadrados. Es por esta razón que te puedo afirmar, sin duda, que este fue el imperio más grande de la antigüedad, incluso más extenso que el gran Imperio romano.

Su poderío fue tal que durante el gobierno del gran emperador Jerjes, los persas casi llegaron a conquistar a la confederación helena, los griegos antiguos. La composición étnica de los pobladores del antiguo Imperio persa era de grupos iranios, los actuales iraníes. Estos pueblos eran esencialmente ganaderos en sus orígenes, lo que los hacía semi nómadas, hasta que se asentaron en los territorios de la región conocida como Fars y comenzaron a desarrollar su habilidad como agricultores.

Entre los reyes fundadores de dinastías, además de Aquemenes, se reconoce la importancia del rey de Anshan conocido como Ciro I. Los descendientes de este rey gobernaron durante un período importante y tenían un linaje diverso del aqueménida. También, nos encontramos con Ariarammes y su hijo Arsames, reyes de Persia que fueron los ancestros de Dario I, otro importante rey que reclamaba su ascendencia aqueménida.

Estas dinastías son importantes porque a cada una se le atribuyen diversas hazañas que contribuyeron a la grandeza del Imperio persa.

A los primeros aqueménidas se les reconoce el haber logrado sublevarse al dominio de los medos, en especial gracias a Ciro el Grande y su excelente ejército. Este rey también cuenta entre sus logros el haber conquistado a la antigua Babilonia, a los sirios e incluso a las tierras de Judea, que luego serían conquistadas por Egipcios y Romanos. Los descendientes de Ciro continuaron con la expansión del Imperio persa, dirigiéndose hacia Egipto.

Las guerras médicas

Uno de los capítulos más épicos de la historia del antiguo Imperio persa fue su enfrentamiento con los griegos, un episodio histórico conocido como las guerras médicas. Quiero contarte un poco más sobre ellas.

Primera guerra médica

Estas guerras ocurrieron durante el siglo V a.C., cuando los helenos rivalizaban por el dominio de las rutas comerciales con los persas en el Mediterráneo oriental, y los cartagineses en la parte occidental.

Con los persas, los griegos se disputaban el dominio de puertos y rutas de navegación, así como el acceso al trigo que era cultivado en las costas del mar Negro. La sublevación de los Jonios, quienes eran súbditos persas, ocurrió en el año 499 a.C., a instancias de los atenienses quienes apoyaron al rey de Mileto, Aristágoras.

Esta sublevación significó el primer gran conflicto de estas guerras. Las acciones de los griegos culminaron con la toma de la ciudad de Sardes (la actual Sart deTurquía) por parte de los jonios. En represalia, los persas atacaron a los jonios hasta lograr la conquista de la ciudad de Mileto en el año 494 a.C.

Sin embargo, Darío el grande insistió en lograr el dominio de la vía marítima que garantizaba el comercio del trigo. Por esta razón, continuó sus ataques a los griegos, en especial contra Atenas, a quien culpaba de la sublevación de los jonios. El ejército de Darío desembarcó en el año 490 a.C. en la costa de Maratón, una playa muy cercana a Atenas. Allí, el ejército ateniense, al mando de Milcíades, selló la victoria en la primera guerra médica, cuando le propinó una de las derrotas más amargas al Imperio persa.

Segunda guerra médica

El Imperio persa tuvo que postergar sus planes contra los helenos durante diez años. Al cabo de este tiempo, bajo el mando del rey Jerjes I, el ejército persa ingresó en territorio heleno por tierra, sometiendo fácilmente a Tesalia y Macedonia. Sin embargo, se toparon con un pequeño contingente de trescientos hombres del feroz ejército espartano, apoyado por unos mil quinientos tespios y tebanos. Este pequeño grupo de hombres bajo el mando del rey espartano Leónidas, le plantó cara al increíble ejército persa en la famosa batalla de las Termópilas, un episodio glorioso de la historia militar antigua.

En las Termópilas, los hombres de Leónidas I fueron vencidos, ya que todos murieron conteniendo a los persas. Sin embargo, su acción heroica inspiró al resto de los griegos. Esto le permitió a los habitantes de Ática replegarse y abandonar Atenas para retirarse a la isla de Salamina. Cuando el ejército de Jerjes I llegó a la ciudad más importante de la confederación helena, esta estaba desierta, los persas la incendiaron y la arrasaron, pero no encontraron griegos a quienes someter.

El episodio final de la segunda guerra médica fue la batalla naval de Salamina, allí los griegos con sus pequeños barcos trazaron una estrategia que le permitió derrotar a la flota persa de manera definitiva, a raíz de esta derrota, el ejército persa que había invadido las ciudades helenas se replegó.

El fin del Imperio Aqueménida

La muerte de Jerjes I, después de su derrota ante los griegos, trajo muchos cambios en el Imperio persa. Se inició una nueva dinastía bajo el gobierno de Artajerjes I. Este rey cambió la capital de Persépolis a Babilonia, y reclamó su ascendencia aramea, cambiando el idioma del imperio del elamita al arameo. Sin embargo, los aqueménidas se sostuvieron en el poder interactuando e incluso colaborando con los griegos hasta el año 330 a.C., cuando Alejandro Magno, después de arrebatarle Egipto a los persas, decidió marchar sobre su imperio hasta lograr la capitulación de Persépolis en ese año.

Luego de esta victoria, en Persia gobernaron las dinastías seléucidas, que eran los descendientes de los generales a quienes Alejandro había dejado al control del Imperio persa. Aunque si bien, esto no representó el fin del dominio persa, sí significó el fin del período aqueménida, que sin duda es el más importante de la historia de este imperio.

Un nuevo comienzo: El Imperio sasánida

Mucho tiempo después, en el año 226 de nuestra era, el rey Ardacher logró proclamarse nuevamente rey de Persia, y con esta acción fundar una nueva dinastía conocida como sasánida, que logró gobernar los territorios del Imperio persa hasta el año 651 d.C. Durante este nuevo período, los rivales antagónicos de los persas, como podrás imaginar, fueron los emperadores romanos. A pesar de esto, los persas tuvieron mucha influencia y poder durante este largo período de tiempo.

Economía del antiguo imperio Persa

El antiguo imperio Persa tenía como su principal fuente de riquezas la agricultura y el pastoreo de animales.

Los persas, para lograr que sus cultivos fueran prósperos y además poder alimentar sus animales, dependían del agua de las montañas que lograban canalizar para irrigar sus tierras y hacerlas fértiles.

También tenían actividades de extracción de minerales, en especial metales preciosos como el oro y piedras preciosas como el lapislázuli que utilizaban en sus mosaicos.

El comercio fue una de las motivaciones para ampliar los territorios y dominios del imperio. Así ampliaban los mercados en los cuales podían vender e intercambiar sus mercancías.

Los mercaderes se valían de caravanas que transportaban sus bienes a lo largo de las rutas de caminos construidas por el emperador, llegando incluso a comerciar con lugares remotos como la India y China.

El comercio impulsó el desarrollo de un sector de artesanos que fabricaban productos de gran calidad, textiles y tapetes, como las famosas alfombras persas, mosaicos y joyas de gran belleza. Estas mercancías persas eran muy apreciadas dentro y fuera del imperio.

Ante el auge económico y la necesidad de controlar la actividad comercial, el emperador Darío decidió acuñar una moneda de oro llamada Darico -o darayaka en persa antiguo-. Hay constancia de su uso en el año 500 a.C., esta moneda tenía un peso de 8.4 g de oro y su centro de acuñación era la localidad de Sardes.

Arte y cultura de la antigua Persia

El arte de los antiguos persas tuvo mucha influencia mesopotámica en el tipo de monumentos construidos, en sus esculturas ornamentales, en sus bajorrelieves y en sus mosaicos.

La gran diferencia es que el arte persa utilizó la piedra y la madera, que son materiales más duraderos que la arcilla usada por los babilonios. Por esta razón, se conservan una mayor cantidad de objetos artísticos persas.

Los persas también tuvieron una gran influencia del mundo helénico, eso se puede apreciar en las actuales ruinas de Palmira, en donde se pueden observar templos de clara influencia griega.

Los restos de los palacios persas que aún subsisten los puedes apreciar en ciudades como Pasargada, Persépolis y Susa.

En ellas, podrás observar los restos de las salas de audiencias conocidas como apadanas, unos salones monumentales que podían albergar más de diez mil personas.

Administración política del Imperio Persa

La figura de mayor poder en la estructura del imperio Persa era el rey o emperador. Este llegó a alcanzar el estatus de divinidad en época del gran Jerjes, que era considerado el mejor entre todos los humanos, el mejor guerrero, cazador o en cuanto a virilidad.

El rey disponía de una guardia personal conocida como los inmortales. Ellos se encargaban de su protección y de atender todas sus necesidades.

Además, cada colonia o territorio que se encontraba bajo el poder del imperio Persa contaba con un gobernante local llamado Sátrapa. Este tenía la función de cobrar los tributos en nombre del imperio y de enviar lo que correspondía al emperador para la administración central, de igual modo reservaba una parte de los tributos en su localidad para ocasiones necesarias como la guerra.

Los tributos centrales no solo servían para alimentar y equipar el ejército y sostener a la clase gobernante, el rey también tenía el deber de atender con alimentos y vestido a las personas más necesitadas.

La religión de la antigua Persia

La religión de los antiguos persas fue el Zoroastrismo o culto a Zoroastro. Esta religión se caracterizaba por creer en dos deidades principales, Ormuz o Ahura Mazda que era la representación del bien, finalmente Ahriman que representaba todas las fuerzas oscuras del mal.

Los zoroastristas creían en el día de un juicio final, igual que los antiguos egipcios y más tardes los cristianos a quienes influyeron en sus creencias.

Según la antigua religión persa, Ormuz lograría derrotar a Ahriman, condenándole a un abismo para toda la eternidad. Los muertos resucitarían en ese momento y junto a los vivos serían juzgados. Los justos irían al cielo y los injustos al infierno.

Como puedes apreciar, estas ideas recuerdan mucho a las enseñanzas del cristianismo.

Si quieres seguir conociendo más sobre el fascinante mundo de la antigüedad persa, debes visitar y conocer las ruinas que subsisten de éste, en especial las excavaciones de la antigua capital de su imperio, Persépolis, que se encuentran a setenta kilómetros de la ciudad llamada Shiraz, en la región Fars, del actual Irán.